"...El avaro: El amor no hace menos coherente al protagonista, porque ni aún ante él cede su avaricia, y la rivalidad del hijo le hiere como una ofensa inferida a su derecho de padre y señor, por eso los jóvenes se sienten inducidos a desear la muerte al viejo. La comicidad es copiosa, y viven todos los personajes; pero el avaro eclipsa a todos.
El médico a palos: Farsa alegre, fácil y mesurada, donde se advierte que el autor ha llegado a la cima de su arte: un grato aire campechano y la acostumbrada sátira contra los médicos.
