La obra más conocida de Shakespeare, es en realidad una pieza llena de lagunas e indefiniciones. Una obra enigmática y misteriosa, en la que cada personaje es un artista de la simulación. El propio Hamlet es un ser en continua transformación.
Hamlet traza el admirable retrato de un legendario príncipe de Dinamarca soñador, contemplativo, sumido en dudas e irresoluciones, que, obligado a esclarecer los motivos que llevaron a la muerte de su padre, sucumbe ante la fatalidad de las circunstancias. Su ambigüedad, su ambivalencia y su desorientación lo aproximan notablemente a la sensibilidad de nuestra época.