Pompeya, año 79. La vida palpita en una ciudad bulliciosa, cruce de pueblos y culturas, cuyos habitantes apuran las horas como si intuyesen que son las últimas que les quedan por vivir. El relato de lo sucedido en Pompeya en los días que precedieron a la erupción del Vesubio que redujo a cenizas la ciudad, constituye una de las cumbres de la novela histórica. Los protagonistas del drama encarnan a la perfección los arquetipos de la Antigüedad.
A través de la rivalidad entre Glauco y Arbaces por el amor de Ione, Edward Bulwer-Lytton supo reconstruir la cultura de la Roma Antigua con todos sus mimbres. El espíritu de la cultura griega, subordinada pero asumida por Roma, encarnado en Glauco, la imponente pero anquilosada cultura egipcia, representada por Arbaces, y la naciente nueva cultura cristiana, personificada en Olinto, y el paganismo esotérico revelado por la inolvidable maga del Vesubio.