La obra literaria se desarrolla en la región zuliana. La trama se sitúa en la vida aventurera de Demetrio Montiel, hijo de una distinguida familia maracaibera. Demetrio Montiel se dedica al contrabando de mercancía por la frontera colombiana y a la venta de indios guajiros para el trabajo agotador de haciendas pertenecientes a poderosos terratenientes.
Pero no cesa aquí la actividad de Demetrio Montiel de los montieles como el mismo solía llamarse, sino que llegado el momento de la explotación petrolera a orillas del Lago de Maracaibo, él si se incorpora a una nueva vida donde el dinero danzaba por millones a través de la venta de terrenos a las grandes compañías trasnacionales. Su sangre había echado raíces entre los guajiros. Una nueva hija, Remota, producto de sus andanzas por las regiones indígenas con la aborigen Cantaralia, había sido llevada por él a casa de su hermana en Maracaibo.
Esa hermana de Demetrio y su esposo, un alemán, la adoptan legalmente con el nombre de Ludmila Weimar y se fueron a los Estados Unidos, donde la educaron. A la muerte de sus padres adoptivos, pasados ya dieciocho años, la joven regresa al Zulia y retoma su nombre original de Remota Montiel. Oyendo el llamado de su pueblo, que al parecer lo sentía muy adentro de su corazón, dedica por entero desde ese momento su existencia a la reivindicación de la gran familia guajira, en proceso de destrucción.
Remota Montiel parece así sintetizar en su acción todo su caudal de buenas intenciones y de esta sencilla manera, solucionar de momento el problema de la comunidad guajira.